jueves, 30 de julio de 2009

No hay lapida más pesada que la condena del “Hasta que la muerte los separe” (Abel Desestress)

Las cicatrices del divorcio

Pareja de espaldas

Un divorcio genera no sólo altos costos emocionales y financieros, si no también de salud.

El divorcio tiene efectos negativos que se prolongan en el tiempo y ni siquiera un segundo matrimonio logra subsanar, indica un estudio realizado en Chicago, Estados Unidos.

La investigación, en la que participaron 8.652 personas de entre 51 y 61 años de edad, muestra que los divorciados sufren un 20% más de enfermedades crónicas -entre ellas, cáncer- que las personas que jamás se casan.

El porcentaje apenas desciende al 12% para los que se han vuelto a casar, indican los expertos que publicaron su estudio en la Revista de Salud y Conducta Social.

De acuerdo a los investigadores, las personas comienzan su adultez con determinado "acervo de salud", que se mantiene o se empobrece dependiendo de la experiencia marital que se tenga.

La médica investigadora Linda Waite, socióloga de la Universidad de Chicago, señaló que el divorcio y la vejez socavan la salud porque disminuyen el ingreso y se desarrolla el estrés a raíz del cuidado de los hijos, por ejemplo.

Aunque como consecuencia las personas que se vuelven a casar -tras un primer divorcio- o quedan viudos suelen ser más felices -no sufren mayores depresiones que los que siguen casados ni que los que jamás se casan- ganan poco en lo que a enfermedades crónicas se refiere.

Estrés y preocupaciones

Biblia

Según el estudio, el estado de salud se "empobrece" tras una mala experiencia marital.

El matrimonio tiende a otorgar beneficios inmediatos para la salud en la medida en que mejora los comportamientos saludables en los hombres y el bienestar económico en las mujeres.

"Algunas situaciones de salud, como la depresión, parecen responder en forma rápida a los cambios de las condiciones diarias", aseguró la doctora Waite.

"En contraste, las enfermedades como la diabetes y las del corazón se desarrollan lentamente durante un lapso considerable y revelan el impacto de las experiencias pasadas, razón por la cual la salud es socavada por el divorcio o viudez, aún cuando una persona vuelva a casarse", agregó.

Anastasia de Waal, del centro de estudios Civitas, dijo que "esta investigación pone de relieve el hecho de que, mientras que el divorcio se ha convertido en algo cada vez más común, puede tener no sólo un tremendo costo emocional y financiero, sino también un alto costo para la salud".

Christine Northan, consejera matrimonial de la agencia Relate, señaló por su parte que no estaba sorprendida por los resultados y añadió que "es otra razón para trabajar duro en lograr matrimonios duraderos, a menos que sea una relación muy destructiva".

“Deberíamos reflexionar para casarnos, tanto como lo hacemos al divorciarnos” (Abel Desestress)

viernes, 24 de julio de 2009

Canada y los derechos del Internet en discusion

El último proyecto de ley de reforma del copyright canadiense fue controvertido. Elaborado en secreto, proponía una serie de medidas que modernizaban una ley con más de 10 años. En cuanto salió a la luz fue públicamente vapuleado; ahora el gobierno del país americano no quiere cometer el mismo error y ha puesto en marcha una serie de propuestas para que sea el público el encargado de dar ideas. Qué hará el gobierno con estas ideas no está del todo claro.

“La reflexión es sabiduría pero también es tiempo que pocos quieren dedicar” (Abel Desestress)

lunes, 20 de julio de 2009

“teorías de la conspiración”

“We never went to the moon” (”Nunca fuimos a la Luna”, 1974) es el libro que catapultó al escritor Kaysing al rango de “padre” de la hipótesis del fraude lunar al fijar la columna vertebral de la argumentación sostenida aún hoy por los defensores de esta teoría.

El cielo sin estrellas y las sombras convergentes que se aprecian en algunas fotos de las misiones, el ondear de la bandera en un ambiente sin atmósfera y por tanto sin viento, la huella perfecta de la bota de Armstrong en el polvo seco de la Luna o la falta de cráter tras el alunizaje del módulo espacial “Águila” son algunas de las “anomalías” que apunta Kaysing y repiten sus discípulos, entre ellos Ralph Rene.

Que fue grande para la Humanidad es indudable, pero el famoso pequeño paso que Neil Armstrong dio hace 40 años fue, según algunos, la mayor estafa del siglo XX: No lo hizo sobre la Luna sino en un estudio cinematográfico secreto y a las ordenes ni más ni menos que de Stanley Kubrick.

Es lo que mantienen los defensores de esta leyenda urbana, probablemente la más famosa de las catalogadas como “teorías de la conspiración”, y lo hacen en libros, documentales y, evidentemente, en internet.

El motivo de ese supuesto vil montaje por parte de la Administración de Richard Nixon fue, según esta teoría, matar dos pájaros de un solo tiro:

Mostrar, por un lado, la supremacía de Estados Unidos frente a la URSS en la carrera espacial en plena etapa de la “guerra fría”, y, por otro, subir la moral del pueblo estadounidense que estaba por los suelos tras la traumática experiencia en Vietnam.

Bill Kaysing es el principal ideólogo del “timo” del Programa Apolo, desarrollado en la década de 1960 y considerado como uno de los éxitos más importantes de la tecnología moderna al marcar el hito de llevar hasta la superficie lunar a seis misiones, incluida la histórica Apolo 11, y de que en sólo tres años (1969-1972) doce astronautas caminasen sobre la Luna.

stos dos libros, una película, un programa de televisión y un documental han contribuido en estos 40 años a mantener viva la llama de esta teoría de la conspiración.

En la película de ciencia ficción “Capricorn One” (”Capricornio Uno, 1978), el cineasta Peter Hyams muestra a la NASA fabricando una falsa misión y obligando a los astronautas a ser cómplices de la farsa de un viaje espacial, pero a Marte en vez de a la Luna.

Pero fue el programa “Conspiracy Theory: Did We Land on the Moon? (Teoría de conspiración: ¿acaso aterrizamos en la Luna?), emitido por la cadena estadounidense de televisión Fox en 2001 el verdadero trampolín desde el que esta polémica saltó a nivel internacional con debates en mil y un foros de internet.

Y la guinda la puso un año después un documental-ficción francés, “Opération Lune” (Operación Luna), realizado por William Karel.

Con imágenes de archivo reales sacadas de contexto, y mezclando hábilmente datos verdaderos y falsos, Karel analizó en clave paródica la tesis de que Nixon urdió una compleja trama para hacer creer al mundo que el Apolo 11 aterrizó en la Luna.

Es de ese documental, en el que ofrece su testimonio la viuda de Stanley Kubrick, de donde sale la idea de que el cineasta afrontó el encargo de Nixon en los ratos que le dejaba libres el rodaje de “2001: A Space Odyssey” (”2001, una odisea en el espacio”, 1968).

Lo curioso es que, pese a que al final de la cinta queda claro el carácter delirante de la misma y su argumento totalmente ficticio, muchos telespectadores terminaron convencidos justo de lo contrario.

Pensaron que aquellas imágenes en blanco y negro del primer hombre andando sobre la Luna, observadas por una quinta parte de la población mundial por la pequeña pantalla un 20 de julio de 1969, fueron sólo una superproducción hollywoodiense. Y de nada sirve que científicos, técnicos e interesados en la historia de la exploración espacial hayan refutado sesudamente una tras otra todas las afirmaciones de los “conspiradores”, para ellos Armstrong y los otros once astronautas de la misión Apolo jamás pisaron la Luna.

VIDEO; http://www.youtube.com/watch?v=Sjs9oKp4tZQ

miércoles, 1 de julio de 2009

Chavez. La pesadilla de Bolívar

¿Qué queda hoy de la América soñada por Bolívar? Muy poco: resabios del catolicismo, la lengua española -dominante pero ya no única-, ciertas tradiciones indígenas, algunas instituciones y un conjunto de democracias aquejadas por numerosos problemas, el mayor de los cuales es la desigualdad. Políticamente, la situación no es mejor.

México, hasta hace no mucho cabeza de la región, ya ha dejado de formar parte de América Latina: para bien o para mal, su integración se lleva a cabo con Estados Unidos y Canadá y, si bien el NAFTA no contempla ninguna integración real, la migración y la dinámica social de sus miembros apuntan a un proceso irreversible. En Suramérica, en contraste, se han puesto en marcha incipientes procesos de unidad, jalonados por el liderazgo que se disputan -de manera tan feroz como sigilosa- la Venezuela de Chávez y el Brasil de Lula.

Ha sido Chávez quien más se ha esforzado por resucitar la figura de Bolívar, al grado de presentarse como su reencarnación. Para entender el extraño régimen que ha creado en Venezuela -mezcla de democracia, socialismo, autoritarismo y populismo-, resulta necesario estudiar la forma como ha reinterpretado el legado bolivariano, contaminándolo con un marxismo primario y asociándolo con su fobia antiestadounidense.

En cada momento difícil, Chávez ha buscado a ese Bolívar terminal, sometido a la ambición de los caudillos regionales, víctima de golpes de Estado e intentos de asesinato. Pero, pese a sus tentaciones autoritarias, Bolívar jamás acumuló un poder como el de Chávez. En términos de política exterior, el neobolivarianismo de Chávez tampoco es un proyecto integrador, sino una herramienta por la cual un solo país, rico en recursos petroleros, trata de influir en sus Estados subsidiarios.

El espíritu del Congreso de Panamá queda muy lejos: Chávez usa su posición para conseguir acuerdos regionales, valiosos en algunos términos pero que, dada su naturaleza hiperideológica, jamás alcanzarán a los países que le son desafectos.